Con 26 años y 2 metros de altura, Fabián Flores comenzó a jugar al vóley hace 10 años en la Escuela Municipal de Pilar de la mano de Andrés Ligorria, sin saber que su camino como deportista lo llevaría a vestir la camiseta de la Selección Argentina.
Hoy por hoy el central despliega su talento en el equipo de Lomas, de la Liga Nacional A1. Hace 3 años lo hace como profesional, tras pasar por River Plate, Cooperativa de Tortuguitas, Ciudad de Campana y Universidad de Tres de Febrero.
-¿Cuándo te diste cuenta que si te comprometías podías crecer dentro de tu deporte?
- Cuando jugué a los 23 años mi primera Liga Nacional con River. Si bien no era un sueldo bien pago, me di cuenta que haciendo las cosas bien y con mucho empeño, podría lograr más. Y hoy por hoy tengo la suerte de dedicarme únicamente a esto, que es mi pasión.
-En tu vida como deportista habrás tenido altas y bajas, ¿qué fue lo mejor que te tocó vivir y qué lo peor?
- Lo mejor que me tocó como jugador de vóley fue integrar la Selección Argentina; jugué la World League, el Sudamericano, el Pre-Mundial 2017 y la Copa Panamericana en 2016 y 2017, y el año pasado fui parte del equipo ideal del torneo. Y lo peor, creo que fue la pubalgia, esa lesión me tuvo parado un mes, y tuve casi tres de recuperación por lo que me perdí los primeros dos weekends de la World League. Tan complicada fue esta lesión que todavía sigo trabajando en ella.
-Pudiste representar a Argentina, que debe ser el sueño máximo de todo deportista. ¿Qué te gustaría poder cumplir ahora?
- Sé que es aspirar a mucho, pero mi sueño es poder participar en los Juegos Olímpicos.
-¿Y tenés algún referente en el mundo del deporte?
- Sí, Roger Federer y Manu Ginóbili. Ambos llevan años de constancia en un deporte de alto nivel competitivo y eso me parece muy admirable.
Complemento
-Más allá de que podés vivir del vóley, comenzaste un nuevo emprendimiento. ¿De qué se trata y por qué se dio esta posibilidad?
- Comencé de casualidad. Fui a comprar frutos secos y les pregunté a mis compañeros si alguno quería. Como ese día me traje muchos kilos, uno de los muchachos del negocio me preguntó si no estaba interesado en revender, y le dije que sí. Enseguida me pasó un catálogo de precios y arranqué con el negocio, primero vendiéndoles a familiares y amigos, pero hoy estoy empezando a expandirme, vendiendo mix de frutos secos como maní, nueces y almendras.
-¿Hay alguien que te ayude en el negocio?
- Mi novia y yo estamos juntos en esto. Por suerte es muy buena compañera, tanto en la relación como en los negocios.
-¿Y cómo podés vincular este nuevo emprendimiento con tu carrera profesional?
- La verdad es que se vincula bastante con el deporte de alto rendimiento en mi caso, y en el de mi novia que es profesora de Educación Física y, además, trabaja en un gimnasio. Desempeñarse en un contexto deportivo hace que te tengas que cuidar mucho, y los frutos secos son una excelente colación cuando tenés hambre porque es muy sano.
-¿Cómo comercializás a estos productos?
- Por ahora creamos una página de Facebook e Instagram, que se llama “Flores del Norte”. Y también nos pueden contactar por WhatsApp, nuestros números los encuentran en la página.
-¿Y cómo te ves de acá a cinco años?
- Espero poder seguir dedicándome al vóley y hacer crecer este negocio que además me sirve para despejar un poco la mente y dejar de pensar constantemente en el vóley.
-Claramente sos un ejemplo de perseverancia, ¿qué le aconsejarías a los quiénes quieren desarrollar su propio emprendimiento?
- Lo fundamental es tener ganas y animarse, sino, no se va a dar. De los errores se aprende y la vida siempre te da segundas oportunidades. Lo importante es que se haga con dedicación y, de esa manera, hay muchas más chances de que te vaya bien.