LA COLUMNA DEL PADRE SAYU

Una primavera creativa…

Por Redacción Pilar a Diario 24 de septiembre de 2017 - 00:00
1 : Levántate temprano: Además de realizar más actividad física, despertar temprano es una forma de garantizar de 5 a 30 minutos de oración silenciosa por la mañana, algo que da también mucha mayor disposición espiritual para el día.
Programa el despertador en la noche y, cuando suene, levántate inmediatamente, sin "un minutito más”. 
Haz de tu primera oración del día la ofrenda espiritual a Dios del sacrificio de sacudir el sueño.
Prueba durante un mes: es un plazo normalmente suficiente para crear un hábito.
2 – Haz a Dios el ofrecimiento de la mañana: Al levantarte de la cama, hazte la señal de la cruz y ofrece tu día a Dios. 
Lleva sólo algunos segundos, pero hace gran diferencia a lo largo de todo el día.
Haz la oración que prefieras: puede ser espontánea, puede ser un modelo de oración de la tradición de la Iglesia.
3 – Haz tu oración mental matutina: Muchas personas prefieren bañarse y vestirse antes de dedicarse a la oración mental, para hacerla con más concentración y mayor provecho. 
Puedes hacerla en casa o pasar por la iglesia cuando vayas de camino al trabajo – si es posible, por lo menos algunas veces al mes, intenta hacerla en una iglesia en que haya adoración eucarística.
No hay una duración determinada: pueden ser 5 minutos, puede ser media hora. Haz una oración silenciosa y personal, conversando con Dios.
Habla con Él de tus necesidades y sueños, pero también agradece, reconoce los dones que Él te concede en las cosas simples de cada día, intercede por quien lo necesita, pide perdón por tus egoísmos, errores, pecados… 
Alábalo, adóralo, contempla su grandiosidad, sus misterios, su misericordia, su capacidad de decirnos algo incluso a través de los grandes desafíos que Él nos permite enfrentar.
Medita sobre algún pasaje de las Sagradas Escrituras o sobre los escritos espirituales de algún santo. Hay muchos santos como modelos.
A lo largo del día: Habla con Dios (y con la Virgen) a lo largo de tus tareas.
Él está contigo todo el tiempo: es sólo cuestión de que lo recuerdes. Muchas veces, basta una mirada, un breve pensamiento… 
No siempre es necesario usar palabras para comunicarse con quien se ama.
Habla también con la Virgen como un hijo lleno de confianza y cariño. Está claro que lo ideal es dedicar al rosario un tiempo de calidad y reconocimiento, pero si eso no fuera posible todos los días, que sepas que puede rezarse a lo largo de las actividades cotidianas. (Fuente: aleteia.com).
Comienza de esta manera  tu jornada, encontrarás mucha paz, alegría y la convivencia más fácil con tus colegas… Prueba. l

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