“La población perdió un 25% de su tiempo de sueño”

El Dr. Daniel Pérez Chada es jefe del servicio de Neumonología y la Clínica del Sueño del Hospital Austral. Varias definiciones y una certeza: cada vez dormimos peor.

Por Redacción Pilar a Diario 20 de marzo de 2017 - 11:51

Por Alejandro Lafourcade

 

Incremento de las horas de trabajo. Mala alimentación. Esfuerzo físico. Uso casi ininterrumpido de las nuevas tecnologías. Todo eso (y más) conforma un cóctel que da como resultado una peor calidad del sueño.

Los trastornos de sueño ya son considerados por los académicos una verdadera epidemia mundial. En Pilar, más precisamente en el Hospital Austral, el doctor Daniel Pérez Chada es jefe desde 2001 del servicio de

Neumonología y director de la Clínica del Sueño, que estudia y da solución a una problemática cada vez más generalizada.

En diálogo con El Diario, el médico (66 años, neumonólogo), confirmó que "el tema de la mala calidad del sueño, o de la reducción de las horas de sueño, es prácticamente común a todo el mundo occidental”.

 

-Suele decirse que dormimos menos y peor, ¿qué hay de cierto?

-Los trastornos están vinculados a la restricción de las horas de sueño que tenemos en la sociedad moderna. Este modelo de 24/7, en el cual uno puede disponer de absolutamente todo, desde lo imprescindible hasta lo más banal, hace que la sociedad esté impulsada a vivir conectada las 24 horas del día. Los estudios demuestran que la población en general ha perdido un 25% de sus horas de sueño: dormimos 2 horas menos que hace 40 años, lo que tiene consecuencias muy importantes.

 

Según Pérez Chada, dichas consecuencias "se ven en la calidad de vida, en nuestro humor durante el día, con una mayor irritabilidad; además, en los chicos genera algunas alteraciones de tipo cognitivas, el aprendizaje se ve distorsionado por la reducción de las horas de sueño”.

 

-Además, las nuevas tecnologías han aportado su parte…

-Las pantallas LED hacen que prolonguemos el día casi indefinidamente: todos usamos el teléfono, la tableta o la computadora de noche. Más allá del contenido, la luz emitida por la pantalla está en la banda de los azules, y esta emisión de luz a corta distancia, de noche, penetra a través del ojo e inhibe la producción de melatonina, una sustancia clave para la regulación del ciclo sueño-vigilia. Por ende, esta exposición a la luz artificial en horas de la noche -cuando deberíamos estar en penumbras- nos genera una mayor alteración de los ritmos del sueño. En los últimos dos o tres años, las empresas que producen estos dispositivos han diseñado un mecanismo inteligente para regular que, a cierta hora del día, la intensidad de la luz de pantalla disminuya.

 

-Esto también provoca que chicos en edad escolar se acuesten de madrugada, ¿cuáles son las consecuencias?

-Los niños y adolescentes requieren más horas de sueño que un adulto, alrededor de 9 horas, porque en los jóvenes la melatonina comienza más tarde a producirse en mayor concentración. En un adulto, el pico de melatonina llega cerca de las 22, en una persona joven dos horas más tarde.

Por eso, a las 7 su melatonina aún está alta y los estimula a dormir. Sumado a que se acuestan tarde, terminan durmiéndose en clase.

 

-¿El televisor también está "contraindicado”?

-Para algunas personas es el mejor mecanismo para conciliar el sueño, y para otras un distractor. En los televisores LED, la distancia entre la pantalla y el sujeto es mucho mayor que con un celular, por lo que el efecto se amortigua.

 

Tal como informa el equipo conducido por el neumonólogo, el sueño profundo es uno de los "tres pilares de la buena salud”, junto con una dieta equilibrada y el ejercicio en forma habitual.

A su vez, aseguran que aquellas personas que gozan de un sueño profundo y sin interrupciones experimentan tasas más bajas de hipertensión arterial, accidentes cerebro-vasculares, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas.

 

Trastornos

Uno de los temas en los que Pérez Chada ha hecho docencia en los últimos años es el de la siesta, tan arraigada en algunas zonas: según el médico, una siesta "no debería durar más de 30 o 40 minutos. Al cabo de un par de horas, se interfiere la profundización de los ciclos de sueño, uno se levanta peor de lo que se acostó”.

 

-¿Está de acuerdo con la llegada de los "siestarios” a lugares de trabajo?

-Sí, la siesta es energética, muy buena. Pero para horarios de mayor tendencia al sueño, es decir entre las 14 y las 15. Es mejor que dormirse después de las 17.

 

-¿Se recomienda alguna posición para dormir mejor?

-En casos de apnea de sueño (un tipo de trastorno respiratorio) es mejor dormir de costado, pero en general no hay ninguna diferencia.

 

Los especialistas identifican más de 100 trastornos de sueño. Según el profesional, algunos de los más comunes son el insomnio agudo, que dura entre 4 y 6 semanas por algún factor desencadenante; el insomnio crónico, que también ocupa un porcentaje importante; la apnea de sueño, que arranca cuando la persona tiene alrededor de 50 años; el movimiento periódico de miembros inferiores y la narcolepsia (excesiva somnolencia).

Además, Pérez Chada destaca que un aspecto a tener en cuenta "es el de los trabajadores en turno nocturno: en los países industrializados alcanzan al 17% de la población laboralmente activa, y son personas que están expuestas a una reducción de las horas de sueño. Si bien se argumenta que duermen de día, sufren de insomnio diurno”.

De hecho, la cuestión provocó algunos reclamos laborales incluso en empresas pilarenses, con trabajadores pidiendo la desaparición del turno nocturno, aún a costa de ganar menos salario.

"El mecanismo normal que regula el sueño en los seres humanos está fuertemente influenciado por la luz y la oscuridad –explicó el médico-. Estas personas funcionan a contramano de la sociedad, lo que les genera problemas de convivencia con familia y amigos, se les hace difícil sociabilizar porque no pueden hacer cosas normales, como ir a una consulta médica o un acto escolar de sus hijos, por tener que dormir”.

 

 

 


CONSEJOS PARA DORMIR MEJOR

 

·Horarios regulares para acostarse y levantarse.

·No usar la cama como escritorio ni comedor.

·No beber alcohol antes de dormir (induce rápido al sueño, pero luego provoca superficialidad).

·Evitar comer en exceso.

·Evitar los hipnóticos, o manejarlos con cautela.

·No tomar café después de las 16.

·No hacer ejercicio físico intenso en horas de la noche.

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